La rentabilidad de la producción caprina puede ser alta, pero los modelos a pequeña escala y con poca eficiencia son los más habituales en Latinoamérica. Una realidad que se puede revertir a través de los profesionales y de los mismos productores.
El Dr. Patricio Dayenoff, profesor a cargo de la Cátedra de Rumiantes Menores en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNLPam, se refirió al origen de un programa abierto e internacional de capacitación y destacó a RD: «La producción caprina a nivel mundial no es muy difundida o de mucha trascendencia. El concepto general, que no es tan así, era decir que la cabra era la vaca del pobre«. Esta situación incluso se replica en los lugares de formación veterinaria, consideró, como ha podido observar en la mayoría de las universidades que se vuelcan más a ovinos, bovinos u otra hacienda. La misma realidad se repite a lo largo de Latinoamérica.
Con 45 años de trabajo enfocado en este tipo de ganado, indicó que se dedicó a las cabras a partir de la sugerencia de un profesor que tuvo mientras se formaba en Israel. Norman Furman fue el docente que le dijo que para ser un veterinario distinto había que hacer cosas diferentes, de allí la decisión de volcarse a la producción con estos animales. Luego tuvo la oportunidad de completar su maestría y doctorado en Europa volcado también a los caprinos. Es socio fundador, y fue presidente, de la Asociación Latinoamericana de Especialistas en Pequeños Rumiantes y Camélidos Sudamericanos.
«Llevo varios años viajando a diferentes países para dictar cursos, dar conferencias y asesorar, y me doy cuenta de que la preparación en algunos lugares es nula y en otros es muy básica. Parece mejor en México, Brasil y Argentina al referirse a los caprinos», explicó.
Con esa percepción el entrevistado por este portal se planteó la posibilidad de mejorar el conocimiento sobre caprinos no sólo desde lo académico sino también pensando en los productores.
Desde la asociación la mirada es llevar lo científico a un lenguaje accesible para todos los productores. Y Dayenoff cuenta también con sus años de experiencia en el INTA, donde promovió las investigaciones participativas con caprinos que lo llevaron a estar en el campo y en situación real con quienes trabajan con las cabras. En función de todo este contexto, se planteó una propuesta abierta con el «Programa Latinoamericano de Formación y Capacitación continua en gestión de la producción caprina» que iniciará el 14 de abril con una modalidad virtual.
Al hablar de gestión el programa considera no sólo la producción, sino que extiende sus conocimientos al asociativismo, manejo de la empresa, legislaciones y mucho más. Con un staff de formadores que incluye a docentes de varios países bajo la coordinación de la UNLPam.
El entrevistado manifestó que hoy el principal problema de la producción caprina es la escala, son rodeos pequeños, que a veces están por debajo de las 200 cabras y además no logran alcanzar una eficiencia que permita rentabilidad.
La necesidad es entonces doble, formando al productor y al mismo tiempo a los profesionales. «Entendemos que el productor caprino es uno de los que tenemos en el país y por lo tanto tiene derecho a que alguien lo asista y le dé soluciones«, señaló. En ese sentido hay evoluciones, como en su propia experiencia en el INTA donde pudo ver cómo avanzaron las investigaciones con cabras criollas para carne. En este momento en la FAO, dentro del programa de recursos genéticos, Argentina tiene certificadas siete razas caprinas diferentes lo que da señales claras de la importancia y diversidad de este tipo de hacienda.
El programa, que tiene abiertas las inscripciones, ya tiene registrados entre sus participantes a más de 500 personas de Argentina, Perú, Brasil, México, Colombia y otros países latinos. Es una actividad sin cupo, no posee costo ni evaluación.
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